México y EU invertirán 4,900 millones de dólares en infraestructura fronteriza

Como parte del Foro Ministerial de Cadenas de Suministro 2022, México se sumó al objetivo colectivo de que 50% de la producción de vehículos en 2030 sean cero-emisiones.

México y Estados Unidos invertirán en forma conjunta 4,900 millones de dólares en proyectos de modernización e infraestructura fronteriza.

Estas inversiones forman parte de un paquete de “logros emblemáticos” que los gobiernos de las dos naciones difundieron en el marco de la Segunda Reunión Anual del Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) celebrada este lunes en la Ciudad de México.

Las inversiones se realizarán mediante la Ley de Infraestructura Bipartidista del presidente Joe Biden, que dedica 3,400 millones de dólares a 26 proyectos principales para la construcción y modernización de puertos de entrada terrestre en ambas fronteras estadounidenses, así como el compromiso de México durante la reunión del presidente Biden y Andrés Manuel López Obrador en julio de invertir 1,500 millones de dólares en infraestructura fronteriza entre 2022 y 2024.

Por otro lado, la Comisión Nacional del Agua de México (Conagua) y la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos firmaron una carta de intención, comprometiéndose ambos a invertir 474 millones de dólares de manera conjunta en proyectos prioritarios que aborden las cuestiones de agua que desde hace tiempo afectan a Tijuana y San Diego, así como la contaminación transfronteriza del océano y el Río Tijuana.

En el mismo listado de logros y como parte del Foro Ministerial de Cadenas de Suministro 2022 organizado por Estados Unidos, México se sumó al objetivo colectivo de que 50% de la producción de vehículos en 2030 sean vehículos cero-emisiones.

Además, se recordó que México y Estados Unidos establecieron un Grupo de Trabajo de Cadenas de Suministro, con un enfoque inicial en los ecosistemas de cadenas de suministro de semiconductores y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) en ambos países.

Fuente: El economista